jueves, 22 de diciembre de 2016

El mensaje


—¡Profesor, venga a ver esto! —gritó el joven, excitado por el hallazgo.
—¿De que se trata, muchacho? —Respondió el hombre, de unos sesenta años.
—Es una tabla con inscripciones.
El profesor tomó el objeto y lo contempló durante varios minutos, sorprendido por la magnitud del descubrimiento.
—Avisa a la Tierra; que envíen al paleógrafo más capacitado.
El aprendiz corrió a la nave para cumplir el mandado.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

El viajero del tiempo



Rodrigo Arismendi era un hombre adinerado y de buen semblante, con una característica nariz aguileña y ojos color avellana. A pesar de ser un exitoso hombre de negocios, su verdadera pasión eran las novelas, en particular las de ciencia ficción que abordaban la temática de viajes intertemporales. Solía pasar horas, absorto en sus pensamientos, imaginándose viajando a lugares y tiempos de los que hoy solo se tiene conocimiento gracias a los libros. 

domingo, 17 de abril de 2016

Karsoris



El día que llegué a Karsoris quedé fascinado. A simple vista, parecía que aquel mundo estaba a años luz de la Tierra en lo que a tecnología se refiere; plataformas flotantes que se desplazaban de manera natural y sutil, haciendo parecer que la gravedad era una fuerza mínima y fácilmente contrarrestable. En la Tierra contábamos con motores antigravitatorios, pero debido a su gran tamaño y gasto energético, sólo algunos países, como Chile, los utilizaban como aisladores sísmicos, los que solo se encendían durante un terremoto, y empleaban la propia energía de las ondas de compresión para echarlos a andar. Era impensado reducir el tamaño de aquellos titánicos núcleos a una base de un metro cuadrado, ¡Y qué decir sobre hacerlos silenciosos!
© Códice del Tiempo
Maira Gall